sábado, 30 de abril de 2005

El regalo de Paco "Fuerte"

En mi colegio, como en muchos otros, los niños traen un regalito para repartir entre sus compañeros el día de su cumpleaños. Hay un niño de mi clase, Saul, que, además, me trae un detallito a mí. El año pasado me regaló un porta fotos chiquitín, muy bonito. Bueno, pues este año Paco "Fuerte" ha pasado la semana previa a su cumpleaños diciéndome que traería un regalo especial para mí. Primero no aclaraba qué me regalaría, pero luego comenzó a decirme que colonia. Todos los días se acercaba, por la mañana y por la tarde, para decirme, emocionadísimo, que me regalaría una botella de colonia el día que trajera los regalitos de sus compañeros por su cumpleaños.

Por fin llega el famoso día, y se me acerca su madre. Me da la bolsa de los regalitos (unos cuentos con pegatinas) y me dice que me quede uno yo, porque su hijo "está empeñado en hacerte un regalo a ti también y, si no, no me va a dejar en paz..." Así que, ante la mirada satisfecha de Paco, metí en mi mochila aquella tarde el cuento de pegatinas.

Pero, por lo visto, él no se quedó satisfecho. Seguía pensando que yo me merecía, por lo menos, una botella de colonia. Y tanto debió darle la lata a su madre, que una tarde, varios días después de su cumpleaños, llegó con un paquetito. Y con esa sonrisa pícara que no se le va de la cara ni siquiera cuando le estoy riñendo, me lo dio. "Es para ti, es un regalo".
Lo abrí y encontré... uno de esos calendarios horribles que dan como propaganda en los restaurantes chinos, jajajajajajjaa. Por supuesto, se lo agradecí. Y le dije que me gustaba tanto, que lo colgaría en clase. Y allí está colgado, para orgullo de Paco "Fuerte", que -de vez en cuando- todavía me recuerda que él me lo regaló :)

Maestla

jueves, 14 de abril de 2005

Sumas y... "restas"

Menos mal que, de vez en cuando, "mis niños" me alegran el día :) Hoy ha sido Heidi la que me ha sorprendido. Resulta que esta mañana mis niños estaban haciendo el gran esfuerzo de aprender el número seis... pero claro, no todos avanzan al mismo ritmo, de modo que no a todos puedo pedirles lo mismo. Hay algunos que todavía tienen dificultades en contar hasta cinco ellos solos; los hay que saben contar, pero no saben a qué cantidad corresponde cada grafía; y los hay que controlan sin problemas los números hasta el diez, o más. Para esos, he preparado unas sumas. Están entusiasmados pensando que ya saben sumar ("como los mayores...") y les encanta que se las ponga. Así que es lo que he hecho. En un momento determinado, ha venido Rita a enseñarme sus sumas. Y, en una de ellas (3+1) había puesto como resultado un uno. Heidi, que estaba conmigo en ese momento, ha mirado la suma de Rita. Y ha dicho sin pensárselo dos veces: "Esa suma está mal".
- ¿Si, Heidi? ¿Cómo lo sabes? -le he preguntado yo. Porque a Heidi no le había puesto sumas. Y ella me responde: "Es que una suma nunca puede dar uno".
- ¿Por qué no?
- Porque, si pones un número aquí -me dice señalando el primer sumando- y otro aquí, siempre es más de uno....

Me ha dejado sorprendidísima. Puede que sea un razonamiento bastante obvio. Puede que ni siquiera sea correcto (porque, ¿qué pasa con las sumas de números negativos, o el cero, jejejeje) pero que una niña de cuatro años, que no habrá hecho más que dos o tres sumas en su vida, sea capaz de realizar esa observación y llegar a ese nivel de generalización, me ha parecido impresionante :) Y me he alegrado mucho...

Por otra parte, el lado negativo de hoy ha sido Adrian... el lunes y el martes no vino a clase porque estaba malito. Ayer miércoles ya volvió. Y esta mañana, a la hora del almuerzo me lo he encontrado llorando. Le he preguntado lo que le pasaba pero no me ha respondido. Lo he acercado a mí, para hablar con él y he notado que estaba caliente. Tenía fiebre y decía que tenía frío. He llamado por teléfono a su madre para que viniera a recogerlo. Cuando ha llegado al colegio me ha dicho que ayer también tenía fiebre. Que lo trajo a clase con 39 grados. Pero que el crío tenía tantas ganas de venir al cole que le dió algún medicamento para la fiebre y lo trajo ¡¡¡madre mía!!! ¿de verdad es normal hacer eso? Creo que a mí jamás se me ocurriría. Creo, por otra parte, que un niño con tanta fiebre no puede tener tantas ganas de venir al colegio. Pero, si así fuera, si los padres no se imponen a la voluntad del niño en una cuestión de salud, creo que no lo harán nunca... en fin...

Maestla