Después de varios días de llantos, peleas y discusiones, esta semana la calma parece haber llegado a clase.
Ayer por la tarde, mientras unos terminaban su trabajo y otros jugaban tranquilamente, les hice saber lo satisfecha que estaba:
- Os estáis portando muy bien y estáis trabajando de maravilla. Estoy muy contenta con vosotros.
Ellos sonrieron satisfechos. Fran se levantó de su silla, se acercó a la mía y, dándome una palmadita en el hombro me dijo:
- Nosotros también estamos muy contentos contigo, maestla.
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