Esta semana el cartero "ha venido" a mi clase en miércoles. Y ha traído tres postales
Efectivamente, cuando me programé la semana decidí que el miércoles era un buen día (no quiero que se acostumbren a recibirlas siempre el mismo día) y que podría enseñarles juntas las postales de Isabel, Miguel (dos de los hijos de Juanma) y David (un amiguito de ellos). La razón era simplemente organizativa: tanto Miguel como Isabel solicitaban una postal para sus respectivas clases del colegio y lo ideal era escribir a las dos clases al mismo tiempo para que las recibieran más o menos a a vez.
Como siempre, lo primero ha sido verlas: las tres postales han ido rodando por las mesas y los más impacientes no podían esperar y las giraban para intentar leer algunas palabras.
Una vez vistas, las he colgado en la pizarra y las he numerado. En esta ocasión haríamos algo diferente: cada niño tenía que decir una cosa que hubiera visto en una de las postales y los demás tendrían que adivinar en cuál de ellas estaba.
Como a veces tengo buena suerte, la primera voluntaria ha dicho que había visto letras en una de las fotos. Hemos visto que era el nombre del lugar y, como la tipografía era un poco difícil de entender para ellos, he escrito de nuevo el nombre y después de unos cuantos intentos han conseguido leerlo. Hemos hecho lo mismo con la otra postal que tenía un rótulo delante y, después, David ha descubierto que también la postal de Zaragoza tenía letras: en una señal de tráfico.
Leer el rótulo de las postales ha tenido algo bueno: en ocasiones, en lugar de leer "adivinan" las palabras. Pero cuando tienen que leer una palabra desconocida -como eran los nombres que aparecían aquí- puedo estar segura de que están leyendo de verdad.
Durante un rato hemos seguido jugando a encontrar cosas en las postales: una araña, una piedra, una estatua, una iglesia... y luego nos hemos preguntado algunas cosas: ¿Qué eran esas rayas rojas que aparecían en la postal de Zaragoza?
- ¡Es lava! - ha dicho Judith emocionada.
- No, no es lava -decían Daniella y Nuria.
- ¿Por qué sabéis que no es lava? -les he preguntado yo.
- Porque la lava es naranja...
- No, es fuego -ha interrumpido Fran.
- Pero fuego ¿en una carretera? -he preguntado yo- Porque hemos visto que había una señal de tráfico, así que es una carretera...
- Será que un malo ha puesto fuego...
- Y si es fuego, ¿dónde está el humo? -les he hecho pensar.
- Ah... pues es verdad...
Recordando que era una carretera les he preguntado si habían visto alguna vez un coche de noche y de qué color tienen los coches las luces por delante y por detrás. En seguida han entendido la idea y han gritado que eran coches.
Entonces les he explicado muy. muy sencillamente cómo funciona una máquina de fotos y por qué las luces parecían rayas.
Después nos hemos fijado en la postal que tenía un dolmen. Les he preguntado si pensaban que las piedras siempre habían estado así o si alguien las habría colocado. Han estado de acuerdo en que alguien las habría colocado así, pero el debate ha venido a la hora de decidir quién habría sido:
- Fue Dios, cuando estaba vivo -ha dicho Nuria.
- No, no fue Dios.
- Entonces, ha sido el hermano de Dios.
- No, tampoco ha sido el hermano de Dios.
- Pues sería un oso.
- Me parece que no...
- ¿Las puso el señor que hace las casas raras? (David se refería a Gaudí, del que habíamos hablado al ver la postal de Melita)
- No, las pusieron mucho antes.
- ¿Fue Van Gogh? (desde que el año pasado hicimos un proyecto en clase sobre Van Gogh, cualquier cosa ligeramente artística que vemos creen que la hizo él.)
- No, fue mucho antes de Van Gogh.
- ¿Fue un dinosaurio?
- No, no hace tanto tiempo. Además, yo creo que los dinosaurios no tenían manos como nosotros para hacer este tipo de cosas...
- Bueno, pero eran muy fuertes y podían hacerlas dando patada a las piedras.
- ¿Fueron los vikingos?
La suposición de Judith fue la que más se acercó, así que detuve las preguntas y les hablé -también de forma muy resumida- de los hombres prehistóricos. Dibujé uno en la pizarra, les conté que no escribían (¿Por qué? Porque todavía no habían inventado las letras) y les hablé de lo que sí inventaron: de las armas hechas con piedras para cazar animales, del fuego que era muy importante...
¡Siguiente paso! Intentar leer los textos. En esta ocasión ha sido más difícil porque estaban escritas en minúsculas. Aún así, han conseguido leer palabras e incluso alguna frase. Les ha gustado saber que Miguel e Isabel son hermanos ("por eso han puesto los sellos iguales" -ha supuesto Judith, que es muy observadora) y que David es su amigo. También les ha gustado saber que tienen la misma edad que el hermano de Laia y que quieren recibir una postal nuestra.
Hemos estado hablando y hemos pensado que, ya que van a dos clases diferentes, enviaríamos dos postales: una para cada clase.
Y que, como aquí celebramos las fallas, pero en Zaragoza no, les enviaríamos postales en las que pudieran verlas.
Luego hemos consensuado el texto y lo han escrito un poco entre todos.
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