sábado, 10 de enero de 2004

El papá de Elena

Ayer, en la hora del patio, me sorprendió encontrar a Elena (la novia de Jorge) sentada en el bordillo, sola, sin jugar ni hablar con nadie. Yo estaba en el otro extremo del patio, así que me acerqué a ver qué ocurría. Es cierto que esa mañana Jorge no había ido a clase (luego me explicó que a su mamá “se le había olvidado que había colegio”) pero eso no suele ser un problema para ella. Es más, la psicóloga del colegio me dijo, después de las pruebas que pasó a todos los niños de mi clase, que se había quedado impresionada con ella. Que no sólo es muy inteligente, sino que tiene una gran confianza en los adultos y en ella misma, y una personalidad muy equilibrada. Que nunca había visto una niña de tres años así. De hecho, la única vez que recuerdo haberla visto llorando, es cuando Francisco Javier le metió el rotulador en el ojo de forma accidental (¿os acordais?). Por eso pensaba que debía ocurrirle algo serio, y más, cuando me acerqué y descubrí que estaba llorando.
Me senté en el bordillo, a su lado, y le pregunté qué le ocurría. Ella me dijo, entre sollozos “que mi papá se ha ido”. La cogí y la senté en mis rodillas, y traté de aclarar un poco más el asunto. “¿Qué tu papá se ha ido? ¿Y donde se ha ido?”.
- A la calle.
- ¿A la calle? ¿A trabajar?
- No, a la calle.
- Bueno –traté de tranquilizarla, aunque seguía sin entender lo que podía haber ocurrido- no te preocupes, que luego volverá. ¿A que sí? ¿Cuándo volverá?
- No lo sé – me dijo ella, mientras las lágrimas seguían deslizándose por sus mejillas.
- Seguro que vuelve esta tarde. Ya verás como cuando vayas a casa está allí.
- Pero es que se ha ido… - y no había manera de sacarla de ahí. Lo repetía una y otra vez. Que su papá se había ido, y que no sabía cuando volvería. En ese momento a mí se me pasó por la cabeza el caso de una niña de clase, cuyos padres se están separando. O el de otro niño, de padre desconocido y al que su madre ha dejado con los abuelos, renunciando tanto a él como a su hermano. Pensé que tal vez había también problemas en este matrimonio, y el padre había abandonado la casa. Y me dio mucha pena.
Justo entonces, entró en el patio otra maestra. Y al ver a Elena en mis brazos y llorando, me preguntó qué ocurría. Yo le dije “Es que su papá se ha ido…” y esperé a que ella me dijera algo. Es una maestra que conoce bastante a la gente del pueblo, porque vive allí. Y suponía que si sabía algo me lo diría. Pero ella me respondió con toda tranquilidad: “Si, es que tienen reunión con Alicia”.
Alicia es la psicóloga del colegio, que está citando a todos los padres de mis alumnos, para comentarles personalmente los resultados de las pruebas que ha pasado a los niños. Pues resulta que ese día estaban citados los de Elena. Y al coincidir la hora con la del recreo, el padre se había acercado al patio para ver a su niña. Como yo estaba en la otra parte del patio no le había visto a él, por eso no sabía nada, y no podía entender el desconsuelo de ella. En fin, poco rato después se le pasó el disgusto, y siguió jugando con sus compañeros. No os podéis imaginar mi alivio al comprender que no era nada grave :)

Maestla