lunes, 7 de mayo de 2007

¿Cuántas piernas necesita una "maestla"?


La familia de Aitana está pasando por un mal momento. Por eso, el viernes, cuando terminó de "hacer el tiempo" le permití sentarse sobre mis rodillas en lugar de volver a su cojín. Ya había hecho que la rana saltara hasta el charco del viernes, ya se había asomado a la ventana para comprobar que lucía el sol, ya había buscado la palabra "sol" en el panel y la había colocado en su sitio y estábamos a punto de comenzar la asamblea. Pero Aitana no volvía a su cojín y terminó sentada en mi rodilla.

Carolina no estaba muy conforme. Levantó la mano para informarme (por si no me había dado cuenta) de que Aitana no había vuelto a su sitio.

- Ya lo sé -dije yo -pero es que hoy, el cojín de Aitana soy yo.

- Entonces yo también quiero - respondió Carolina.

- Bueno, otro día tú. Hoy está ella.

- Si, pero tienes dos piernas - insistió Carolina, mientras señalaba mi pierna vacía con su dedito.

Ante una lógica tan aplastante, no me quedó más remedio que permitirle a ella también que se sentara en mi rodilla. En mi otra rodilla.


Maestla.