jueves, 18 de septiembre de 2008

Encantado


Después de algo más de una semana de clase, poco a poco, voy conociendo a mis nuevos niños.

En esta ocasión son muchos, alrededor de doscientos, porque no soy tutora sino maestra de apoyo. Eso significa que tendré que pasar por todas las aulas del colegio y que todos los alumnos del mismo serán "mis niños".


Ayer fui por primera vez a una de las aulas de cuatro años. Su tutora no había venido a trabajar y yo tuve que sustituirla. Puesto que era mi primer día allí, les pedí a los niños que me dijeran su nombre, para empezar a conocerlos.

Al terminar, una niña levantó la mano y me preguntó por el mío. Era cierto, no se lo había dicho. Me presenté y entonces un niño rubio, con gorra y cara traviesa se levantó de un salto, se acercó a mí, y me dijo mientras me daba un beso:

- Encantado de conocerte.


Durante la mañana en varias ocasiones me cogió de la mano y me pidió que me agachara para darme un beso. Así lo hice.

Cuando por fin estaba a punto de irme me pidió un nuevo beso mientras me decía:

- Ahora ya eres mía. Tendrás que venir a mi casa.


Esta mañana le he visto jugando en la hora del patio. Al verme se ha acercado y me ha preguntado si me acordaba de él. Le he respondido:

- ¡Claro! Tú eres Alejandro.

Y mirándome con los ojos y la boca muy abiertos, sorprendido de que me acordara de él, pero feliz porque lo había hecho, me ha dado un nuevo beso y un gran abraazo.