domingo, 30 de enero de 2005

Otro director espabilado

Las que aguantáis mis historias desde el curso pasado sabéis muy bien lo mal que comía en el maravilloso restaurante al que iba, en el que el postre llamado "Copa de la Abuela" se llama así por llevar al menos tres generaciones en el expositor, y en el que llaman "colorante verde" al moho que aparece en un pastel de calabaza... Compartísteis también conmigo mi alegría al saber que este curso habría comedor en el colegio, lo que mejoraría, sin lugar a dudas, mi alimentación diaria :)
Bien, esto ha sido así. Ahora como ensalada, dos platos y postre por la mitad del precio por el que antes comía un solo plato y postre. Además, hasta el momento, y ya van tres meses, no he encontrado colorante verde ni pescado con olor a amoniaco en mi plato. Así que, aunque la comida no sea digna del paladar más exigente, por lo menos recibe la aprobación del mío.

Lo cierto es, además, que las cosas parecen funcionar bastante bien. El año pasado, cuando se presentó el presupuesto para que nos dieran permiso para abrir el comedor, se contaba con unos cincuenta comensales diarios. Y la media, después del primer trimestre, está en 70. Pero esto también tiene sus desventajas: desde el primer día, han faltado platos y cubiertos. También las mesas y sillas del comedor han venido más que justas. La encargada del comedor ha solicitado más mobiliario y menaje, pero los Organismos Oficiales suelen ser bastante lentos para estas cosas. Y así, esperando el envío, y perdiendo platos y vasos por momentos (se rompen con mucha facilidad) llegó la Navidad.

Algunas empresas de comida dan un "menú" especial el último día de colegio antes de Navidad pero, en nuestro caso, no podía ser. El último día antes de Navidad en nuestro colegio no hay clase por la tarde, por lo que tampoco hay comedor. Sin embargo, el director, que no estaba dispuesto a renunciar al "menú especial" negoció con la empresa de comida que finalmente aceptó enviárnoslo el día antes, con una única condición: necesitaba saber cuántos niños aproximadamente se quedarían a comer ese día. Así que mandó una carta a todos los padres, anunciando el "gran menú especial de navidad" que incluía postre especial, coca-cola y chucherías. Ni que decir tiene que muchos padres que ni se habían planteado el dejar a sus niños ese día, empezaron a pensar en esa posibilidad: dos días antes de que terminara el plazo para apuntarse ya había casi cien niños en la lista del comedor. Teniendo en cuenta que el mobiliario y menaje seguía siendo bastante justo para sesenta, yo diría que eso suponía un problema ¿no os parece?

La encargada del comedor también empezaba a verlo como un problema y estaba ya arrepentida de haber informado a las familias. Algunos compañeros comentaron que en muchos colegios, para evitar este tipo de problemas, no se permite comer en el comedor a ningún comensal no habitual en esos días "especiales". Y la pobre y agobiada encargada tomó nota, para no volver a meter la pata...

Pero al director de mi colegio le resulta difícil asumir que alguien pueda saber más que él de algún asunto. Y no se dio por enterado. El día antes de la famosa "comida especial" nos dio a los tutores una carta para entregar a los niños. La carta decía lo siguiente: "Estimados padres y madres: Todos aquellos que se han apuntado al comedor para mañana martes día 21, (que han sido prácticamente todos) que le entreguen el dinero justo (3.80 euros) a su hijo/a y ya se lo cobraremos a lo largo de la mañana, así no habrá que hacer cola para pagar ya que el pasillo del colegio no es lo suficientemente largo y además hay una hora tope para solicitar los comensales. Si alguien no se ha apuntado todavía y quiere hacerlo que siga el mismo procedimiento. Gracias, La Dirección".

Decir que me quedé sorprendida cuando la leí es quedarme corta. Tanto la encargada como el director llevaban toda la semana lamentándose de la avalancha de comensales para ese día, buscando platos, cubiertos y sillas hasta debajo de las piedras, hablando con la empresa de cuidadores para que enviaran refuerzos... y, de repente, la víspera ¿envían una carta como esa? No me lo podía creer... Este mensaje era una clara invitación para los que -hasta la fecha tope marcada- no se habían decidido. ¿Cómo reaccionarían los padres que -no habiendo apuntado a sus hijos porque el menú especial no les parecía nada del otro mundo- leyeran eso de que se habían apuntado "prácticamente todos"? Lo normal sería pensar "bueno, pues si se apuntan todos sus amigos, que vaya mi hijo también". Teniendo en cuenta que el director se estaba saltanto a la torera la fecha tope establecida por él mismo, y poniendo facilidades a la hora de pagar...

Pero es que, además, había otro problema en el que el previsor de mi director no había pensado. Las madres de mis niños, y en general todas las de infantil, cuando tienen que entregar en clase algo de dinero o una nota lo hacen dejándola en la bolsita del almuerzo de sus hijos. De ese modo, a las once, cuando yo reparto los bocadillos, las saco de las bolsitas. Pero el director debía llamar a la empresa de comidas antes de las diez de la mañana. Era imposible que antes de esa hora yo hubiera revisado ya las 28 bolsitas (entramos a clase a las nueve y media) para saber quienes se quedaban y quienes no. Y así se lo dije a la encargada de comedor, quien me miró espantada cuando le hablé de la carta... resulta que el director la había escrito y enviado sin consultarlo con ella. La pobre mujer no tenía ni idea de la existencia de dicha nota a la que, sin duda, se habría opuesto.

Para terminar, os diré que al final se apuntaron al comedor cerca de 130 niños (con equipamiendo para 50), que fue necesario organizar tres turnos, que esto afectó a los horarios de clase, teniendo que dejarlos salir media hora antes en algunos casos, y entrar casi una hora después en otros. Que las monitoras no quisieron repartir las chucherías que ofrecía el menú, por lo que tuve que hacerlo yo en horas de clase. Y que me resultó muy difícil explicar a los siete niños de mi clase que no se quedaron a comer que para ellos no había bolsita de golosinas...
En fin, ya véis que de mi director se puede decir, como poco, que es "muy original" en sus comunicaciones a los padres.

Maestla