jueves, 13 de septiembre de 2007

¡¡Quiero bailar!!

- ¡Toma el zumo! -me dijo Patricia alargando su mano con el tetrabrick medio lleno en ella.
- No, Patricia, tienes que terminarlo.
- No, espera, sujétalo...
Yo apenas podía oirla. Desde que, a mediados del curso pasado, nos instalaron un sistema de megafonía en el colegio, la hora de entrada y salida así como la hora del patio se marcan con un par de minutos de música. Y, puesto que estábamos bastante cerca del altavoz, me resultaba difícil entender lo que me decía.
Aún así, sus gestos lo dejaban bastante claro: no quería terminar de beberse su zumo y me lo daba con la esperanza de deshacerse de él y marcharse a jugar.

- ¡¡Es que quiero bailar!!
Esta vez sí que la oí. Quería aprovechar los dos minutos de música para bailar y, en cuanto cogí el zumo, se fue corriendo al centro del patio, extendió sus bracitos y comenzó a girar.

¿Hace falta decir que se "olvidó" de volver a por él?