miércoles, 29 de octubre de 2003

La hora de comer

Hoy el día no ha estado mal, porque ha salido el sol. No ha brillado mucho, es cierto, pero al menos ha dado para salir al patio con los niños. Ha sido una suerte, porque hoy no estaban tan tranquilos como la semana pasada. Por lo menos, no todos. Mayra sí. Mayra estaba tan tranquila y relajada, que se ha quedado dormida sobre la mesa. Pobrecita :) Francisco Javier, por su parte, sí estaba alterado. Pero el pobre tenía motivos, porque hoy ingresaban a su papá en el hospital para operarlo mañana. Lo que no sé, es de qué le operan. Y, además, he tenido un montón de "recaditos" de las madres. La de Sergio me ha pedido que lo observe, porque parece que "hace algo raro con los ojos, y no sabe si será un tic". La de Elena, que vea si va al baño, porque hace tres días que no hace caca. La de Luis, que convenza a su hijo de que pida perdón a Adrián, porque le ha pegado una patada antes de entrar al colegio, la de María, que le dé la muda de verano cuando salgamos de clase porque ya me ha traído la de invierno... Y todo eso me lo dicen a la entrada, mientras yo trato de organizar una fila con los niños para ir a clase, de coger en brazos a los que lloran y no quieren entrar, y de luchar contra mi despiste crónico, jejejejjeje.

Y luego está la hora de comer. No sé si os he hablado alguna vez del bar en el que comemos. En el colegio no hay comedor, así que nos tenemos que ir a un bar del pueblo. Es muy elegante, y la presentación de los platos muy buena, pero a mí no me termina de convencer. Yo tengo la desventaja de que mi madre cocina muy bien, así que soy muy exigente. Pero, de todas formas... Para empezar son muy lentos sirviendo. Hay días que tenemos que tomar el café de un trago, porque no nos da tiempo de más. Y hoy hemos pedido una botella más de agua antes de que trajeran el postre, y nos la han dado cuando nos íbamos.
También son un poco despistados; a veces se olvidan de sacarnos el postre a alguno de nosotros. Y no es sólo eso el despiste. Hoy una compañera mía ha pedido tarta, y le han sacado flan. Y un rato después, ha llegado la cocinera preguntando que quien había comido tarta. Mi compañera ha dicho que ella, y la cocinera ha dicho (por si no se había dado cuenta) "es que no era tarta, era flan. Mi marido no los distingue".
El menú consta de tres primeros platos y tres segundos, además de la bebida (agua o vino) el pan, el postre y el café. El precio no está mal del todo, pero aún así mis compañeros piden sólo un plato. De esta manera (y teniendo en cuenta que comemos todos los días allí) nos hacen un pequeño descuento. A mí no me hace mucha gracia eso de comer sólo un plato (no son demasiado abundantes), y pediría dos a pesar de que sale más caro, pero volvemos a la primera pega: son muy lentos. Si comiera los dos platos (y eso que tenemos hora y media para comer) tendría que pedir libre la primera hora de la tarde. Y no creo que el director del colegio esté por la labor...
Pero ya el colmo, es pedir el menú. Porque cuando pone "nata con nueces" que me encanta, y lo pido, me dicen "es que no son nueces, son higos". Y cuando pido natillas, resulta que es cuajada. Pero bueno, entonces, ¿por qué no escriben lo que realmente tienen? No debe ser tan difícil. Y si se lo parece, tienen un montón de maestros comiendo allí todos los días. Que nos lo pregunten.
Además de eso, hay que ir descartando platos. Porque el pescado lo dejan crudo, por ejemplo. El lomo es tan escaso que cuesta trabajo encontrarlo bajo la guarnición. Los calamares no están limpios por dentro. Y la mouse de chocolate... ¡¡¡¡dura!!!! Sí, habéis leído bien. La mouse es dura. No está esponjosa, no, está tan espesa, tan densa, que dan ganas de pedir tenedor y cuchillo para comerla. Lo mismo ocurría con las natillas, hasta que un día que el camarero me oyó comentarlo... Al día siguiente, estaban tan líquidas que lo que necesitabas era una pajita para sorberlas!!!!
Hoy, por ejemplo, el pan que nos han puesto era de hacía tres días. Lo sé porque el lunes el pan estaba buenísimo. El martes estaba un poco duro. No se sabía si es que era del día anterior, o si es que se había secado por el aire que hacía. Y hoy, habían tostado las sobras. Bueno, pues mis compañeros sólo dijeron "ay, que bueno, han tostado el pan..." Jo, si era evidente que era el mismo pan del lunes...
Pero ahora viene lo más sorprendente de todo: A mis compañeros ¡¡¡¡¡les encanta el sitio!!!!! Dicen que la comida es buenísima, que se quedan tan llenos que van a explotar, y el otro día, hasta proponían hacerle la ola a la cocinera. ¿Será verdad que soy demasiado exigente?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje kaa esto que cuentas de tostar el pan me recuerda a los desayunos que de vez en cuando hacemos mi hermana y yo en la cafeteria.Salimos bien tempranito y nos vamos al mercado juntas y a media mañana desayunamos en la cafeteria que hay cerca del mercado tranquilamente charlando.
Siempre pediamos un croisant a la plancha con el cafe con leche, hasta que un dia, observe al camarero que tenia dos bandejas de croisants y de una cojia los que iba a hacer a la plancha y de la otra los que iban directamente al plato.
Asi que llegue a esta conclusion: que listillo el camarero!, ojos que no ven, croisant de ayer que va a la plancha !!
lJajajaja desde entonces siempre pido el croisant tal cual, nada de a la plancha

Anónimo dijo...

Jejeje kaa esto que cuentas de tostar el pan me recuerda a los desayunos que de vez en cuando hacemos mi hermana y yo en la cafeteria.Salimos bien tempranito y nos vamos al mercado juntas y a media mañana desayunamos en la cafeteria que hay cerca del mercado tranquilamente charlando.
Siempre pediamos un croisant a la plancha con el cafe con leche, hasta que un dia, observe al camarero que tenia dos bandejas de croisants y de una cojia los que iba a hacer a la plancha y de la otra los que iban directamente al plato.
Asi que llegue a esta conclusion: que listillo el camarero!, ojos que no ven, croisant de ayer que va a la plancha !!
lJajajaja desde entonces siempre pido el croisant tal cual, nada de a la plancha