miércoles, 9 de marzo de 2005

La trágica e inútil muerte del gato.


En aquel pueblecito en el que trabajé por primera vezm tras la aventura del zorro, corrió la voz de que "la hermana de la maestra" quería huesos, y los niños trataban de ayudarme. Un día me trajeron una cabeza de cerdo, otro unos huesos de oveja... pero lo peor fue lo del gato. Un día me preguntaron si mi hermana tenía algún esqueleto de gato, y les dije que no. Ellos me ofrecieron uno. "Vale, de acuerdo, decídme dónde está, y se lo diré la próxima vez que venga a verme".
- Espera, que primero tenemos que matarlo- respondieron ellos.
Naturalmente, me escandalicé y me negué. Les rogué que no mataran a ningún pobre gato para mi hermana, que su necesidad de huesos no era tan acuciante. Pero ellos me respondieron con toda la calma del mundo que no me preocupara, que había muchos...

Días después me dijeron que ya estaba hecho. Habían matado a un pobre gato con la escopeta de perdigones de uno de los niños. Me describieron con todo lujo de detalles la agonía del pobre animalito, como anduvo unos metros "como mareado" después de recibir la perdigonada en la cabeza y como, finalmente, lo habían enterrado para que mi hermana pudiera recoger los huesos después.

Un par de semanas más tarde se ofrecieron a desenterrarlo. Yo les sugerí que era un poco pronto, que tal vez todavía no estuviera "listo" pero ellos insistieron. Continuaron empeñados en proceder a la exhumación el día siguiente, y el otro, hasta que finalmente me confesaron que lo habían hecho. Dani reconoció que "estaba lleno de bichos y olía muy mal"... lógico, jejejejejeje.

El caso es que llegó final de curso, y abandoné el pueblo prometiendo, eso sí, recoger el gato en la primera visita que hiciera. Pero no fue posible. En mi primera visita no vi a ninguno de los "criminales" porque todos estaban ocupados. Pero algún otro niño me explicó que habían desenterrado (una vez más) el cuerpo del gato y que -por razones que desconozco- lo habían metido en una olla express...

Los meses se sucedieron, mis visitas también... y al final no conseguimos el gato. Desenterrarlo y "juguetear" con él se había convertido -por lo visto- en el deporte oficial del pueblo, porque cada vez eran más los niños que lo hacían. Y pasaron de admitir que "podía faltar algún hueso" a reconocer que "quedaba alguno"...

En fin, es triste admitirlo, pero lo cierto es que la del pobre gatito fue una muerte inútil :(

Maestla

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobrecito el gato, que bestiajos!! Pero que es eso de que tu hermana coge huevos de animales???

Maestla dijo...

Sí, pobre gato...

Huevos no, huesos :D
Mi hermana es arqueozoóloga y necesita esqueletos como colecciones de referencia para su trabajo.
En aquel pueblo ya habíamos causado sensación gracias al cadáver de un zorro, jejejejeje... pero esa es otra historia :)